Parecía que iba a ser nuestro el trofeo de primer lugar, dos cuartos de tiempo nos pusieron a soñar con el título. Parecía que se repetiría la historia y le volveríamos a ganar a la Prepa Zapata. Parecía que alcanzaríamos la gloria con un marcador holgadamente favorable. Pero no. Un minuto y medio nos separó del triunfo.
El juego comenzó agradable, poco a poco los nuestros fueron asentándose en el campo, con más llegada hasta que Oscar Iván Palafox la mandó al fondo de un zurdazo para que los gallos le pusieran número a la casa. Cuatro más de nuestro goleador Christian Alcántar, el “Chipi” eran pasos de gigante para alcanzar el primer título.
Los alumnos y maestros de la Prepa Rafael Ramírez no dejaban de corear porras, había júbilo cuando el marcador estaba 5-1 a favor nuestro y la corona se veía muy cerca. Mientras tanto, la porra de la Zapata estaba como sumergida en un marasmo.
Parecía, una vez más, que aquellos jóvenes estudiantes de una escuela con muchas carencias materiales se impondría a esos otros que tienen las mejores instalaciones académicas y deportivas, cuyo uniforme negro de la Selección Mexicana era, por casualidad, el mismo que usaba la entrenadora de nuestro equipo.
El juego comenzó agradable, poco a poco los nuestros fueron asentándose en el campo, con más llegada hasta que Oscar Iván Palafox la mandó al fondo de un zurdazo para que los gallos le pusieran número a la casa. Cuatro más de nuestro goleador Christian Alcántar, el “Chipi” eran pasos de gigante para alcanzar el primer título.
Los alumnos y maestros de la Prepa Rafael Ramírez no dejaban de corear porras, había júbilo cuando el marcador estaba 5-1 a favor nuestro y la corona se veía muy cerca. Mientras tanto, la porra de la Zapata estaba como sumergida en un marasmo.
Parecía, una vez más, que aquellos jóvenes estudiantes de una escuela con muchas carencias materiales se impondría a esos otros que tienen las mejores instalaciones académicas y deportivas, cuyo uniforme negro de la Selección Mexicana era, por casualidad, el mismo que usaba la entrenadora de nuestro equipo.
Magaly gritaba de nervios, Antonio Sauceda, el “chiquis”, Christian y Oscar Platas descansaban para recuperar energías. Fue entonces cuando cayó el segundo de ellos. Y el tercero. El cuarto llegó por la vía del shoot out.
Faltaba solamente un minuto y medio para concluir el cotejo, cuando en un enésimo descuido de la zaga de la Rafael Ramírez, cayó el quinto tanto para emparejar los cartones. El jugador se dirigió a la porra visitante con una señal en la boca. Silencio.
Y en efecto, el gol enmudeció la porra. Como si supieran todos que ese gol significaba el comienzo de la sentencia posterior.
Cinco minutos de descanso para continuar con dos tiempos extras de cinco minutos cada uno. Nerviosismo en la tribuna que se potenciaba en la cancha.
Y cayó un gol en contra. A partir de ahí comenzó la presión y llegaron las faltas por desesperación. Otro gol en contra y la esperanza se apagaba. Pero llegó la oportunidad. Un shoot out a favor que reavivaría los ánimos, ese gol era importantísimo para la moral de los rafaelianos. Pero no llegó, una buena salida del guardameta zapatista desvió el tiro de Christian. Ahí se terminaba de enterrar la posibilidad de ganar. Y en seguida llegó el octavo como humillante puntillazo.
El papel de nuestra selección fue muy bueno, llegar a la final en el primer torneo en el que se participa y en condiciones tan adversas, es un logro que requirió mucho esfuerzo. Ni modo, en el futbol a veces se gana y a veces se pierde. Ya será para la otra.
Faltaba solamente un minuto y medio para concluir el cotejo, cuando en un enésimo descuido de la zaga de la Rafael Ramírez, cayó el quinto tanto para emparejar los cartones. El jugador se dirigió a la porra visitante con una señal en la boca. Silencio.
Y en efecto, el gol enmudeció la porra. Como si supieran todos que ese gol significaba el comienzo de la sentencia posterior.
Cinco minutos de descanso para continuar con dos tiempos extras de cinco minutos cada uno. Nerviosismo en la tribuna que se potenciaba en la cancha.
Y cayó un gol en contra. A partir de ahí comenzó la presión y llegaron las faltas por desesperación. Otro gol en contra y la esperanza se apagaba. Pero llegó la oportunidad. Un shoot out a favor que reavivaría los ánimos, ese gol era importantísimo para la moral de los rafaelianos. Pero no llegó, una buena salida del guardameta zapatista desvió el tiro de Christian. Ahí se terminaba de enterrar la posibilidad de ganar. Y en seguida llegó el octavo como humillante puntillazo.
El papel de nuestra selección fue muy bueno, llegar a la final en el primer torneo en el que se participa y en condiciones tan adversas, es un logro que requirió mucho esfuerzo. Ni modo, en el futbol a veces se gana y a veces se pierde. Ya será para la otra.
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